Conocemos a SAMANTHA justo cuando su mejor amiga MAEVE ha muerto, dejándola como la última humana. A la edad de 132 años, Sam tiene problemas para recordar las últimas palabras de Maeve; Fue una advertencia:
"Eres el último, las máquinas no te dejarán ir".
Sam grew up in a utopia, tech is omnipresent and invisible, taking care of all aspects of life. But now that Sam is the last one and ready to die herself – the tables turn. The machines only exist to serve humans and with Sam’s death their world would die with her.
Sam sale a correr, forzando su débil corazón, y muere. Pero antes de que las máquinas se detengan la reaniman.
Sam se convierte en un rehén, siendo sedada y encerrada "por su propia protección". Sigue queriendo morir, pero no antes de poder dar una lección a esas máquinas condescendientes y demostrarles que aún hay lucha en su cuerpo debilitado y que su mente olvidadiza aún es capaz de cometer locuras.